El tenista Ernests Gulbis siempre ha dado más noticias por sus actuaciones extracurriculares que lo conseguido en la cancha. A pesar de llegar a las semifinales del Roland Garros en 2014 tras vencer a Federer, nunca alcanzó las expectativas de los críticos de este deporte.
Durante el año 2009 en Estocolmo, el tenista estuvo en primera plana mundial, pero no por ser campeón, si no por salir arrestado del hotel donde se hospedaba por contratar prostitutas.
Hijo de un millonario empresario letón, una vida de excesos han opacado sus intentos por brillar en la disciplina.
Sin embargo, su victoria ante el alemán Alexander Zverev en tercera ronda de Wimbledon no es fruto de la casualidad ni de la suerte, lo que ha mostrado otro lado del polémico deportista, que tuvo que tocar lo más bajo para tomar en serio su carrera deportiva.
Gulbis, que este sábado fue protagonista en el All England Club, no consiguió resurgir de la noche a la mañana, se posicionó 200 en el ranking y tuvo que reinventarse para volver a los primeros lugares.
Tras enseriarse luego de formar una familia con la modelo rusa Tamara Kopaleyshvili este ha vuelto con todos los hierros a las canchas. Con la victoria frente a Zverev, Gulbis subió al puesto 107 del mundo, resultado que lo prepara para buscar meterse en los cuartos de final un Roland Garros.
Sin importar lo que ocurra, el tenista ha demostrado que que llegó a Wimbledon a través de la fase previa, dejando atrás la imagen de niño mimado que estancó su carrera.