Comida checa: sabores contundentes y tradicionales que debes probar en Praga y más allá

La República Checa tiene una cocina rica en historia, influencias germánicas y centroeuropeas, con platos abundantes, perfectos para combatir el frío y disfrutar con una buena cerveza local.
Viajar por la República Checa es mucho más que pasear por castillos medievales o cruzar el icónico Puente de Carlos en Praga. También es sentarse en una taberna tradicional (hospoda) y dejarse llevar por los sabores profundos y reconfortantes de su cocina. Aquí te dejamos cinco platos típicos que no puedes dejar de probar:
1. Svíčková na smetaně
Uno de los platos nacionales más queridos. Se trata de carne de res marinada y estofada, servida con una salsa espesa de zanahoria, apio y crema, acompañada con knedlíky (panecillos cocidos al vapor). Todo se baña con un poco de crema agria y arándanos rojos.
2. Vepřo knedlo zelo
Traducido literalmente: cerdo, dumplings y col. Es un plato clásico que resume la esencia de la comida checa: carne de cerdo asada, knedlíky y col fermentada (chucrut). Simple pero lleno de sabor.
3. Guláš checo
Aunque el goulash es de origen húngaro, en la República Checa tiene su versión propia: un estofado de carne (generalmente de res o cerdo) con pimentón y cebolla, servido con knedlíky o pan. Ideal para acompañar con una cerveza bien fría.
4. Trdelník (aunque no es tradicional, es muy popular entre turistas)
Este dulce en forma de cilindro hecho de masa enrollada, espolvoreada con azúcar y canela, es muy popular en las calles de Praga. Aunque no es originario del país, se ha convertido en un ícono callejero. Puedes encontrarlo con helado, chocolate o frutas.
5. Koláče
Son panecillos dulces tradicionales rellenos de queso, semillas de amapola, mermelada o frutas. Se sirven en festividades o como postre diario con una taza de café.
La cocina checa es generosa, sabrosa y pensada para compartir. Si visitas el país, no dejes de combinar sus platos típicos con una cerveza artesanal local: ¡una de las mejores del mundo!