Falcao recuerda a Russo: «Te vas como lo grande que eres»
Falcao García se pronunció tras la muerte de Miguel Russo. Compartieron en el fútbol argentino y valoró su trayectoria.Lo enfrentó con River Plate en el superclásico ante Boca Juniors del 7 de octubre de 2007 en el estadio Monumental. Marcó gol en esa victoria 2-0. Tuvieron más duelos en la cancha cuando el DT estaba al frente de san Lorenzo un año más tarde y quedó una relación de respeto mutuo.El delantero le dedicó un mensaje en redes por su muerte a los 69 años en Argentina.
«Mi admiración y respeto siempre profe…Tuve el honor de enfrentarte y te vas como lo grande que eres. DEP», escribió.Bogotá todavía recuerda cómo sonó El Campín aquella noche de diciembre de 2017. Millonarios y Santa Fe se jugaban la vida en una final capitalina que exigía precisión de cirujano y temple de campeón. El equipo de Miguel Ángel Russo había pegado primero en la ida (1–0 con cabezazo de Matías de los Santos) y, cuando el reloj pedía nervios de acero, apareció el zurdazo de Henry Rojas para el 2–2 de la vuelta que selló la estrella 15 del azul. Fue más que un gol: una síntesis de carácter, trabajo y convicción. Fue el simbolismo perfecto de lo que significó Miguel Ángel Russo en Millonarios.La historia empezó un año antes. A fines de 2016, tras la salida de Diego Cocca, Millonarios eligió a Russo para reordenar el proyecto deportivo. Llegó con un discurso sobrio y una vieja costumbre: construir equipos que compiten. Pronto se notó en el campo —bloque corto, pelota quieta trabajada, tolerancia al sufrimiento— y se terminó notando con una estrella bordada en el escudo.
El título ante Santa Fe tuvo su propia dramaturgia. Millonarios había manejado la ida con oficio y, en la revancha, la noche se enredó: penal de Wilson Morelo, reacción con el cabezazo de Andrés Cadavid y, cuando parecía que el envión rojo podía torcerlo todo, Rojas encontró un rebote, armó la zurda y colgó el grito que cambió una generación azul. En el entretiempo, contaría Russo, tocó “la fibra” del grupo porque “no habían jugado bien”. Ese diálogo íntimo con el vestuario es parte del mito de la final.
