Promesa del balompié
El 8 de agosto de 2004, en el municipio de Guapi, nació un joven que hoy empieza a consolidarse como una de las mayores apuestas del fútbol caucano para los próximos años. Desde muy pequeño, su familia y entorno cercano notaron en él una energía inagotable y una inclinación natural hacia el deporte, especialmente hacia el manejo del balón. Lo que al principio parecía un simple pasatiempo infantil pronto se transformó en un proyecto de vida que, con disciplina y constancia, lo ha llevado a abrirse paso en escenarios donde pocos llegan. Su formación como volante extremo ha estado marcada por un trabajo riguroso que combina talento, determinación y un compromiso inquebrantable con su futuro deportivo.
Sus primeros pasos en el Centro de Alto Rendimiento Cañas Gordas Latinos fueron decisivos. Allí, bajo la guía de entrenadores que confiaron en su potencial, fortaleció elementos esenciales como el control orientado, la velocidad en corto y largo tramo, la lectura táctica y la agresividad ofensiva, características que lo diferencian como un jugador desequilibrante por las bandas. Con apenas unos años de entrenamiento formal, su técnica depurada y su competitividad llamaron la atención, permitiéndole empezar a destacarse más allá de la órbita regional.
El siguiente salto en su carrera llegó cuando fue vinculado al Deportes Tolima, integrando procesos de formación en las categorías Sub-10 y Sub-20. Allí vivió una de las etapas de crecimiento más fuertes, enfrentándose a un ritmo de competencia más alto y a exigencias que moldearon su carácter futbolístico. Con el equipo pijao reforzó su manejo en el uno contra uno, su capacidad para romper líneas con velocidad y su inteligencia para interpretar los momentos del partido. Su progreso fue tan notorio que rápidamente se ganó el respaldo de sus entrenadores y el reconocimiento dentro de su camada como uno de los talentos más completos en su posición.
Para la temporada 2025, su evolución lo llevó a ser cedido al Real Cundinamarca, un movimiento estratégico para obtener minutos y experiencia en un entorno más riguroso y competitivo. Allí mostró madurez, capacidad de adaptación y un estilo explosivo que lo hizo determinante en varios encuentros. Su paso por este club no solo fortaleció su presencia física y su lectura del juego, sino que también lo posicionó como un futbolista con ambición y una proyección cada vez más clara hacia el profesionalismo.
El cierre de ese mismo año representó un punto de inflexión. Una delegación de scouts nacionales e internacionales llegó al país con el objetivo de observar nuevos talentos, entre ellos representantes de equipos de prestigio como el Atlético Paranaense de Brasil. Su rendimiento sobresalió de inmediato, captando el interés de varios clubes y abriendo una ventana definitiva hacia el fútbol internacional. Gracias a ello, y con el acompañamiento constante de su representante, Francisco Velasco, inició un proceso de negociación que culminó con su incorporación al Maricá, equipo de la División C del fútbol brasileño.
Su llegada al club carioca se convirtió en la plataforma ideal para demostrar su potencial en un ambiente de alta exigencia. A este avance también se suma el respaldo de la empresa de Nelson Alejandro Urbano y el acompañamiento técnico del preparador profesional Fabio López, quienes han sido piezas fundamentales dentro de su proceso formativo.
Hoy, este joven guapireño es orgullo de su territorio y ejemplo para las nuevas generaciones. Con apenas el inicio de su carrera profesional en marcha, ya demuestra que su horizonte apunta a escenarios mayores y que su camino, construido con sacrificio y pasión, apenas está comenzando.
