Bosques africanos dejan de absorber CO₂: la señal de alarma global
Bosques africanos dejan de absorber CO₂
Los bosques africanos, considerados durante décadas un pilar natural para equilibrar el clima del planeta, están mostrando un giro preocupante. Según un nuevo estudio, estas selvas ya no absorben carbono como antes, sino que ahora liberan más CO₂ del que capturan. El cambio está directamente ligado a la deforestación masiva que ha destruido decenas de millones de toneladas de biomasa, alterando su rol en la regulación climática.
Un cambio drástico en un aliado climático
Durante años, África central actuó como un sumidero de carbono vital. Sus bosques húmedos secuestraban enormes cantidades de CO₂, frenando el calentamiento global. Sin embargo, la extracción de madera, la expansión agrícola y los incendios han reducido de forma crítica la cobertura forestal.
A medida que los árboles desaparecen, el dióxido de carbono almacenado en la vegetación y el suelo se libera a la atmósfera, agravando el problema climático.
La deforestación masiva como detonante
El estudio señala que la pérdida acelerada de árboles ha convertido regiones enteras en fuentes netas de emisiones. La destrucción de decenas de toneladas de bosque —que antes actuaban como barreras naturales— ha desestabilizado ecosistemas completos.
Este proceso también reduce la capacidad de regeneración del suelo, debilitando aún más la posibilidad de que los bosques vuelvan a cumplir su función como sumidero.
Impacto global y regional
El viraje de los bosques africanos afecta al planeta entero. La región aportaba una parte importante del secuestro natural de carbono en el hemisferio sur. Ahora, en cambio, se suma a las emisiones que impulsan el aumento de temperaturas, el desbalance de lluvias y las olas de calor.
En el plano local, las comunidades que dependen de estos ecosistemas enfrentan más sequías, menor productividad de la tierra y pérdida de biodiversidad, lo que agrava la vulnerabilidad socioeconómica.
¿Hay posibilidad de revertirlo?
Los científicos coinciden en que aún es posible recuperar la función climática de los bosques africanos, pero se requiere un compromiso urgente: detener la deforestación, restaurar áreas degradadas y fortalecer los programas de conservación y monitoreo.
La reforestación masiva, combinada con prácticas agrícolas sostenibles, podría volver a transformar a estos bosques en aliados fundamentales contra el calentamiento global.
