¿Como se Conecta Wicked al mago de OZ?
Wicked funciona como una precuela y reinterpretación del clásico El Mago de Oz, contando la historia que ocurrió años antes de la llegada de Dorothy a la tierra de Oz y revelando cómo la Bruja Mala del Oeste (Elphaba) y Glinda la Buena llegaron a ser quienes son, mientras que la segunda parte se entrelaza directamente con los eventos de la película de 1939
Wicked comienza cronológicamente mucho antes de que Dorothy pisara Oz, narrando los años universitarios de Elphaba y Glinda en la Universidad de Shiz, y se extiende a lo largo de varios años hasta que ambas brujas se convierten en las figuras que Dorothy encontrará después. La película explica el origen de los compañeros icónicos de Dorothy: el León Cobarde es el cachorro que Elphaba salvó de la persecución del Mago, el Espantapájaros es el príncipe Fiyero transformado tras intentar salvar a Elphaba, y el Hombre de Hojalata es Boq, el munchkin enamorado de Glinda que termina convertido en metal por un hechizo de Nessarose. La historia del viaje de Dorothy en El Mago de Oz realmente solo abarca un par de semanas dentro de la línea temporal mucho más amplia de Wicked que cubre muchos años, y lo más interesante es que Wicked se atreve a contradecir la versión original al revelar que el Mago es realmente malvado y llegó al poder mediante violencia y manipulación.
La segunda parte de Wicked, For Good, se entrelaza directamente con los eventos de El Mago de Oz de 1939, mostrando cómo Elphaba entrega los zapatos rojos mágicos a su hermana Nessarose (que más tarde Dorothy tomará tras la muerte de Nessa), y presenta a Dorothy en pantalla aunque sin mostrar su rostro, usándola como catalizador para el clímax de la historia entre Elphaba y Glinda. La conexión más profunda radica en la deconstrucción moral: mientras El Mago de Oz presenta una batalla clara entre bien y mal, Wicked revela que Elphaba se convirtió en «villana» debido a una campaña difamatoria del Mago tras descubrir su crueldad hacia los animales parlantes, humanizando completamente a un personaje que durante 85 años fue considerado simplemente malvado. No es necesario ver El Mago de Oz para entender Wicked, pero hacerlo enriquece enormemente la experiencia al apreciar cómo cada escena recontextualiza momentos icónicos del clásico de 1939.
