El camarón mantis no ve más colores que nosotros: los detecta más rápido

El camarón mantis no ve más colores que nosotros: los detecta más rápido

El camarón mantis no ve más colores que nosotros: los detecta más rápido

Durante años se ha repetido que el camarón mantis posee la visión más avanzada del reino animal. El argumento parece contundente: mientras los humanos contamos con solo tres receptores de color —rojo, verde y azul— este crustáceo marino tiene hasta 16. A primera vista, la conclusión parece obvia: debe ver un mundo mucho más colorido. Sin embargo, la ciencia revela una realidad mucho más interesante.

¿Qué hacen realmente los 16 receptores del camarón mantis?

Los ojos del camarón mantis están equipados con numerosos fotorreceptores, cada uno sensible a un rango muy específico de longitudes de onda. A diferencia del sistema visual humano, su cerebro no combina ni compara estas señales para construir colores complejos.

En los humanos, el cerebro analiza la información proveniente de tres conos y mezcla las señales para distinguir millones de colores. El camarón mantis, en cambio, utiliza un sistema casi directo: cada receptor funciona como un interruptor que se activa cuando detecta una longitud de onda específica.

Velocidad antes que detalle

Este diseño visual no está pensado para una percepción más rica, sino para una reacción más rápida. En lugar de procesar información, el camarón mantis reconoce colores de forma inmediata. Esa velocidad es crucial en los arrecifes, donde caza presas, se defiende de depredadores y se comunica con otros individuos en fracciones de segundo.

Los estudios indican que, pese a su gran número de receptores, el camarón mantis no distingue más colores que los humanos en pruebas controladas. Su ventaja no es la precisión cromática, sino la rapidez.

Luz invisible para el ojo humano

Donde realmente supera nuestra visión es en otros aspectos. El camarón mantis puede detectar luz ultravioleta y luz polarizada, señales completamente invisibles para los humanos. Estas capacidades le permiten identificar presas, reconocer patrones en otros animales y orientarse en entornos complejos bajo el agua.

Esta sensibilidad extra no amplía el arcoíris visible, pero sí añade capas de información que nosotros simplemente no podemos percibir.

Una visión adaptada, no “mejor”

El caso del camarón mantis demuestra que más receptores no siempre significan una mejor visión, sino una visión distinta. Su sistema visual está optimizado para responder en milisegundos, no para analizar con detalle.

No ve un arcoíris más grande que el nuestro. Ve un mundo diseñado para reaccionar con extrema rapidez, una adaptación perfecta para sobrevivir en uno de los ecosistemas más competitivos del planeta.