Berrío volvió al Maracaná y recordó por qué allí lo aplauden

Gol, asistencia y ovación para un invitado que no pasó desapercibido.

JUGADOR ORLANDO BERRIO

El estadio Maracaná volvió a abrir sus puertas para una cita cargada de simbolismo, nostalgia y talento, durante la edición número 21 del tradicional Juego de las Estrellas organizado por Zico, leyenda del Flamengo y del fútbol mundial.

Entre las figuras invitadas a este encuentro especial apareció el colombiano Orlando Berrío, quien regresó a uno de los escenarios más emblemáticos de su carrera con el respeto intacto y el reconocimiento de quienes valoran su paso por el balompié brasileño.

La invitación directa de Zico no fue un gesto menor, pues el evento reúne a jugadores que dejaron huella en distintas épocas, y la presencia del extremo colombiano respondió a su recordado aporte durante su etapa en Flamengo.

Un regreso con protagonismo y fútbol

Lejos de limitarse a disfrutar el homenaje, Orlando Berrío asumió el partido con seriedad competitiva y protagonismo, aportando una asistencia para Obina y marcando un gol que desató la ovación del público presente en el Maracaná.

Su actuación confirmó que, incluso en un partido de carácter festivo, el colombiano mantiene intacta la intensidad, la velocidad y la capacidad para marcar diferencias en el último tercio del campo.

Cada intervención de Berrío fue celebrada por los aficionados, que no olvidan su entrega con la camiseta del Flamengo y su compromiso en momentos determinantes durante su paso por el fútbol brasileño.

Un escenario de leyendas y reconocimiento

El Juego de las Estrellas volvió a reunir a íconos de distintas generaciones, con nombres como Zico, Romário, Adriano, Verón, Petkovic, Jorginho y Zé Roberto compartiendo cancha con referentes más recientes como Arrascaeta, Pedro y Rafinha.

En ese contexto cargado de historia, la presencia de Orlando Berrío representó un reconocimiento a su trayectoria internacional y a la huella que dejó en un país exigente, donde el talento extranjero debe ganarse el respeto partido a partido.

Más allá del gol y la asistencia, el colombiano vivió una experiencia simbólica, al compartir vestuario con figuras que marcaron época y al recibir el aplauso de un estadio que solo honra a quienes dejaron memoria.

De esta manera, Orlando Berrío cerró el año con una imagen poderosa y significativa, sonriendo nuevamente en el Maracaná, demostrando que su nombre sigue teniendo peso en escenarios reservados para futbolistas que supieron responder a la historia.