El difícil camino del tenis en Colombia: talento, sacrificio y falta de apoyo

Más allá de las figuras como Camila Osorio, Daniel Galán y Emiliana Arango, cientos de jóvenes en Colombia luchan por abrirse camino en un deporte costoso, exigente y poco apoyado.
Bogotá, 2 de julio de 2025 – En Colombia, el tenis lucha por abrirse paso en medio del dominio mediático del fútbol y los éxitos del ciclismo. Aunque el país ha tenido referentes históricos como Fabiola Zuluaga, Santiago Giraldo o Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, la nueva generación de tenistas colombianos enfrenta un camino cuesta arriba. Detrás de los logros de figuras como María Camila Osorio, Emiliana Arango y Daniel Galán, hay decenas de jóvenes talentos que necesitan más que habilidad: requieren respaldo económico, estructura y, en muchos casos, suerte.
Formar un tenista en Colombia: disciplina y desigualdad
Convertirse en tenista profesional en Colombia es un proceso que comienza desde la niñez, con entrenamientos diarios, sacrificios familiares y un entorno muchas veces desigual. Muchos niños no cuentan con acceso a entrenadores calificados, canchas en condiciones óptimas o torneos competitivos. A esto se suma el alto costo de competir internacionalmente, algo fundamental para escalar en el ranking ATP o WTA.
Como señala el periodista especializado Jhan Fontalvo: “Tener talento no es suficiente. Si el deportista no tiene recursos, difícilmente llegará a la élite. Son dos condiciones inseparables: calidad y financiación”.
Samuel Linde, un ejemplo de constancia
Uno de los casos más prometedores es Samuel Linde, de 17 años, quien recientemente consiguió sus primeros puntos ATP tras competir en el Challenger de Cali y torneos en México, Paraguay y Chile. Linde, parte del equipo Colsanitas, destaca la importancia del apoyo que ha recibido: “Todo lo que logro es por la gente que cree en mí. No es fácil, pero vale la pena”.
La exigente rutina de un tenista profesional
Para alcanzar el alto rendimiento, un tenista debe asumir jornadas que incluyen entrenamiento físico, técnico, táctico, mental, análisis en video y recuperación. Según la Federación Colombiana de Tenis, una sesión diaria puede durar hasta cuatro horas y debe combinarse con educación y tiempo familiar.
La alimentación y la fortaleza mental son otros pilares clave. Jugadores como Daniel Galán recurren a rutinas mentales antes de cada punto para mantener la concentración, mientras que la dieta debe garantizar energía y recuperación constante.
Andrés Urrea: disciplina desde el dobles
Andrés Urrea, jugador nacido en México pero formado como colombiano, ha construido una carrera destacada en dobles. Ganó el Challenger de Bogotá 2022 junto a Nicolás Mejía y ha alcanzado el puesto 239 del ranking ATP en dobles. Urrea habla de lo duro que ha sido el proceso: “He pasado muchas semanas lejos de casa. Entre mejor juegas, más exigente es todo. Pero representar a Colombia es lo que más me motiva”.
Representar a Colombia, el mayor orgullo
Llevar la bandera nacional a torneos como Roland Garros o el US Open es uno de los mayores logros para los tenistas colombianos. María Camila Osorio ha expresado que lo que más la emociona es “escuchar su nombre junto al de Colombia”. En eventos como la Copa Davis o la Billie Jean King Cup, el tenis individual se convierte en un esfuerzo colectivo lleno de emociones.
Urrea, por su parte, sueña con los Juegos Olímpicos: “Escuchar el himno de Colombia en un evento así sería mi mayor orgullo”.
La importancia de torneos en casa
El crecimiento del tenis colombiano también depende de los torneos locales. Eventos Challenger en ciudades como Medellín, Cali o Bogotá permiten que los jugadores sumen puntos, adquieran experiencia y enfrenten a rivales internacionales sin tener que salir del país.
Nicolás Mejía, por ejemplo, ha destacado en los circuitos M25 e ITF, alcanzando semifinales y cuartos de final en México, Medellín y León, lo que demuestra que con esfuerzo y estructura es posible avanzar.
El futuro del tenis colombiano
Aunque los desafíos son muchos, el tenis colombiano sigue creciendo. La presencia de jugadoras como Osorio y Arango en torneos Grand Slam inspira a una nueva generación que, con apoyo, puede llegar lejos.
Sin embargo, para que más jóvenes lleguen a ese nivel, se necesita inversión sostenida, programas de desarrollo y patrocinadores comprometidos. El talento existe. Lo que falta es abrir más caminos para que pueda brillar.