La Llanada, el tesoro escondido entre las montañas de Nariño

Este pequeño municipio del occidente nariñense sorprende por sus riquezas naturales, su tradición minera y el calor humano de su gente.
La Llanada: tradición, oro y paisajes que deslumbran
Ubicado a más de 2.300 metros sobre el nivel del mar, entre las estribaciones de la cordillera Occidental, La Llanada, Nariño, es uno de los municipios más fascinantes y menos explorados del sur de Colombia. Aunque pequeño en tamaño y población, este pueblo se destaca por su tradición minera, sus espectaculares paisajes de montaña y su cultura viva.
Conocido como uno de los municipios auríferos de Nariño, La Llanada ha desarrollado por décadas una economía basada en la minería artesanal del oro. Sin embargo, en los últimos años, la comunidad ha comenzado a impulsar un modelo de minería responsable y sostenible, combinando tradición con respeto al medioambiente.
Naturaleza y cultura por descubrir
La Llanada ofrece rutas ecológicas poco conocidas, ideales para el senderismo, la fotografía y el turismo comunitario. Sus caminos conducen a quebradas cristalinas, nacimientos de agua y miradores desde los cuales se puede observar la majestuosidad de los Andes del sur.
Además, es uno de los municipios más activos culturalmente de la región. Sus festividades patronales, las danzas tradicionales y los tejidos elaborados por mujeres artesanas reflejan una identidad local fuerte y resiliente, que lucha por conservar sus raíces en medio de la modernidad.
Un destino por explorar en el sur de Colombia
Gracias a su ubicación, a poco más de tres horas de Pasto, La Llanada se perfila como uno de los nuevos destinos turísticos emergentes de Nariño. Autoridades locales y líderes comunitarios han comenzado a organizar ferias gastronómicas, caminatas ecológicas y rutas del oro como alternativas para impulsar el turismo rural y la economía local.
Visitar La Llanada es entrar en contacto con un territorio lleno de historia, riqueza natural y humanidad. Ideal para quienes buscan rutas alternativas, lejos de las grandes multitudes y más cerca de la esencia de los pueblos andinos.