Millos ya le tiene reemplazo a David González

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Con Millonarios sumido en una profunda crisis deportiva, la dirigencia del club capitalino analiza alternativas para reconducir el proyecto. Uno de los nombres que más fuerza ha tomado en las últimas horas es el de Juan Carlos Osorio Arbeláez, un técnico con pasado en la institución y una trayectoria internacional que lo posiciona entre los referentes del fútbol colombiano.

A sus 64 años, el entrenador risaraldense representa una opción con experiencia, metodología y una visión global que podría devolverle identidad a un equipo extraviado. Su perfil combina conocimiento táctico, preparación académica y liderazgo, características que parecen escasas en el actual momento de Millonarios.

Osorio tuvo un breve pero recordado paso por el club en 2006, donde dejó huella con una propuesta ofensiva y un enfoque disciplinado. Desde entonces, ha dirigido en múltiples contextos: clubes y selecciones de México, Paraguay, Brasil, Egipto, Estados Unidos y Colombia. Su etapa más exitosa se dio con Atlético Nacional, donde conquistó seis títulos entre 2012 y 2015, incluidas tres ligas y dos copas.

Más recientemente, Osorio ha tenido pasos por Zamalek, Tijuana, Paranaense y América de Cali. Si bien los resultados han sido irregulares, su estilo permanece intacto: rotaciones intensas, presión alta y una estructura táctica moderna. En su última etapa con Xolos de Tijuana dirigió 34 partidos, con una media de 1,24 puntos por juego, una cifra que, aunque no deslumbrante, refleja vigencia.

Licenciado con credenciales UEFA A, políglota y obsesivo del detalle, Osorio es valorado por su capacidad para adaptarse a contextos exigentes. Si bien su figura es polémica y su método no siempre es comprendido, su historial habla de un técnico con ideas, ambición y capacidad para reconstruir equipos desde la base.

En un momento donde Millonarios necesita urgentemente liderazgo, carácter y una identidad futbolística clara, el regreso de Osorio no parece una locura. La pelota está ahora en el campo de los directivos: decidir si apuestan por el proyecto de un entrenador que, con libreta en mano y discurso fuerte, promete cambios profundos.