Nueva evidencia sugiere que una luna de Saturno podría albergar un océano apto para la vida

Nueva evidencia sugiere que una luna de Saturno podría albergar un océano apto para la vida

Nueva evidencia sugiere que una luna de Saturno podría albergar un océano apto para la vida

Un nuevo estudio científico ha revelado señales prometedoras en una de las lunas de Saturno, donde un flujo de calor inusual sugiere la existencia de un océano subterráneo capaz de albergar vida.

Los investigadores detectaron este fenómeno térmico en el hemisferio norte del satélite, lo que indica un equilibrio energético que mantendría el agua en estado líquido bajo la superficie helada.

El hallazgo que cambia la visión sobre Saturno

El equipo internacional de astrónomos utilizó datos recopilados por la sonda Cassini y modelos térmicos avanzados para analizar la actividad interna de la luna. Los resultados muestran que el calor generado por fuerzas gravitacionales y radiactivas podría mantener una temperatura estable en su interior.

Este proceso evita que el agua se congele por completo, creando un entorno potencialmente favorable para los compuestos orgánicos esenciales que sustentan la vida.

Un nuevo candidato en la búsqueda de vida extraterrestre

Aunque Encélado y Titán son las lunas más estudiadas en la búsqueda de vida, este descubrimiento amplía la lista de candidatos dentro del sistema de Saturno. Los científicos creen que este equilibrio térmico podría sostener un océano global salado, similar al que se sospecha en Europa, la luna de Júpiter.

De confirmarse, este hallazgo convertiría a esta luna en un nuevo objetivo prioritario para futuras misiones espaciales dedicadas a la exploración de ambientes habitables más allá de la Tierra.

El próximo paso: confirmar la presencia de agua líquida

Los investigadores planean realizar nuevas observaciones con telescopios espaciales y misiones de seguimiento que permitan detectar trazas químicas en la superficie o en el vapor expulsado por posibles géiseres subterráneos.

Este tipo de pruebas serían cruciales para confirmar si el océano oculto realmente existe y si podría ofrecer las condiciones necesarias para formas de vida microbiana.