Por fin se le dio a Alfredo Arias en Colombia: Campeón con Junior
Después de una larga y exigente travesía por distintos escudos del país, por fin llegó el anhelado título en el fútbol colombiano. El experimentado futbolista celebró un campeonato que durante años se le había negado, cerrando una etapa de perseverancia tras vestir las camisetas de Santa Fe, Independiente Medellín y Deportivo Cali, clubes en los que dejó huella, pero no pudo alcanzar la corona local.
El camino no fue sencillo. En cada uno de esos equipos asumió retos distintos, contextos deportivos complejos y responsabilidades de peso. En Santa Fe aportó experiencia y liderazgo; en Medellín fue referente en momentos de reconstrucción; y en Deportivo Cali ofreció jerarquía en una etapa de transición, aunque el título siempre quedó a un paso.
La deuda con el campeonato colombiano se convirtió en una motivación silenciosa. Lejos de rendirse, mantuvo la ambición intacta y continuó preparándose con la mentalidad de quien sabe que el fútbol siempre ofrece revancha. Esa constancia fue clave para sostenerse competitivo y esperar el momento indicado.
El torneo que finalmente lo vio campeón tuvo un significado especial. No solo por el trofeo, sino porque representó el premio a la paciencia y al profesionalismo. Su aporte fue decisivo desde el conocimiento del juego, la lectura de los partidos y la capacidad para aparecer en instancias determinantes.
A lo largo de la campaña, se transformó en un referente natural del vestuario. Los compañeros encontraron en él una voz autorizada y un ejemplo de compromiso, mientras que el cuerpo técnico valoró su capacidad para responder en los momentos de mayor presión, cuando la experiencia marca la diferencia.
El título también fue una reivindicación personal. Después de recorrer plazas históricas como Bogotá, Medellín y Cali sin lograr el objetivo máximo, el campeonato llegó como una confirmación de que el esfuerzo sostenido siempre encuentra recompensa, incluso cuando el tiempo parece jugar en contra.
Con la estrella finalmente en el pecho, el futbolista cerró un capítulo pendiente de su carrera en Colombia. Tras pasar por Santa Fe, Medellín y Deportivo Cali, la consagración se convirtió en símbolo de resistencia y fe, demostrando que la gloria puede tardar, pero cuando llega, lo hace con un valor mucho mayor.
