Vélez, Santander: donde la historia, la música y el dulce se encuentran

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Enclavado entre montañas y envuelto en una brisa suave que huele a bocadillo recién hecho, Vélez, uno de los municipios más antiguos del departamento de Santander, es un destino que conquista desde la primera mirada. Sus calles empedradas, su música tradicional y sus paisajes naturales hacen de este lugar un punto de encuentro entre la memoria histórica, el folclor colombiano y una de las joyas gastronómicas más queridas del país: el bocadillo veleño.

Ubicado a poco más de 200 kilómetros de Bucaramanga y aproximadamente a seis horas de Bogotá, este pueblo patrimonial es ideal para quienes buscan experiencias culturales, religiosas y de contacto con la naturaleza. Estos son algunos de los sitios que no pueden faltar en una visita a Vélez.


1. La Catedral “Atravesada”: símbolo y rareza arquitectónica

La imponente Catedral de Nuestra Señora de las Nieves es, sin duda, el corazón de Vélez. Construida en el siglo XVI, esta iglesia recibe su apodo de “atravesada” porque su entrada no está alineada con el parque principal, como suele ocurrir en los pueblos coloniales. Esta particularidad, lejos de restarle encanto, la convierte en uno de los templos más visitados del sur de Santander. Su interior, lleno de historia y recogimiento, resguarda la devoción mariana de generaciones enteras.


2. Parque Nacional del Folclor: cuna del torbellino y la guabina

Este parque es más que un espacio público: es el epicentro cultural de la región. Aquí se celebran festividades como el Festival Nacional de la Guabina y el Tiple, que cada agosto convierte a Vélez en una fiesta de música campesina, versos repentistas y danzas tradicionales. Las esculturas que adornan el parque son un homenaje permanente a la identidad musical veleña, que ha sido declarada patrimonio inmaterial de la nación.


3. Museo Real de Vélez: pasado vivo entre paredes coloniales

Ubicado cerca del Colegio Nacional Universitario, este museo municipal reúne objetos históricos, fotografías antiguas, instrumentos musicales típicos y hasta la réplica de una tienda de los años 60. En sus salas se pueden recorrer los momentos clave de la historia veleña, desde la colonización hasta la resistencia indígena, y entender por qué Vélez jugó un papel estratégico en la época republicana.


4. Las fábricas de bocadillo: un recorrido entre aromas dulces

El bocadillo veleño es famoso en todo el país, pero conocer de cerca su proceso artesanal es una experiencia única. Más de 100 pequeñas fábricas familiares mantienen viva la tradición, desde la recolección de la guayaba hasta el empaque en hojas de bijao. Los visitantes pueden hacer recorridos guiados, conocer las cocinas humeantes donde hierven las pailas y probar las diferentes versiones del dulce más querido de Santander.


5. La Casa de la Cultura: arte vivo y escuela del tiple

En una casona colonial típica, con tejas de barro y patio interior, funciona la Casa de la Cultura de Vélez. Aquí se dictan talleres de música tradicional, danza, pintura y manualidades. En las noches, el lugar se transforma en escenario para presentaciones folclóricas espontáneas donde el tiple y la guabina resuenan entre risas y aplausos. Es un sitio imperdible para quienes buscan experimentar la esencia cultural del pueblo.


6. La Cueva de los Indios: naturaleza y leyenda bajo tierra

A las afueras del casco urbano, siguiendo el antiguo camino hacia el río Carare, se encuentra la llamada Cueva de los Indios, un sitio que mezcla historia, misterio y belleza natural. Según relatos locales, fue refugio de comunidades indígenas y aún guarda estalactitas, estalagmitas y hasta restos fósiles. La humedad del interior, el murmullo de pequeñas cascadas y la oscuridad que envuelve cada rincón hacen del lugar una experiencia única para aventureros y curiosos.


7. Caminatas ecológicas y miradores rurales

El paisaje montañoso de Vélez ofrece rutas ideales para caminatas, ciclismo de montaña y cabalgatas. Desde veredas como La Loma o Santa Rosa se puede disfrutar de panorámicas sobre valles y cafetales. Un lugar muy recomendado es el Hoyo del Aire, una depresión natural que, según la tradición, genera un misterioso remolino de viento constante. Son recorridos ideales para quienes buscan naturaleza, aire puro y fotografía de paisajes rurales.


Una joya en el sur de Santander

Vélez no necesita estridencias para enamorar. Su encanto está en la combinación perfecta entre historia, cultura viva y un entorno natural privilegiado. Es un destino que invita a quedarse más tiempo del previsto, a saborear con calma un bocadillo caliente mientras se escucha un tiple, y a caminar sin prisa por calles que aún susurran historias coloniales.

Visitar Vélez es volver a la raíz. A la música, a la tradición y al alma del verdadero Santander.

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